miércoles, 1 de febrero de 2012

Un piolet en mi almohada....

En cualquier faceta de la vida, nunca es fácil encontrar gente de plena confianza para cualquier cosa. Como en un gran mercadillo, muchos obnubilan porque tienen por deporte el escapartismo y la exhibición a plena luz del día, pero en más veces de las deseadas, es todo producto del espejismo inducido a la búsqueda de algo que a veces no sabemos que.
En el arte, muchos llegan porque aplican esta máxima y lo hacen con un rigor, que aplicado al propio arte, sería pista abierta para abonar ese talento al que faltan al respeto.
Héctor no hace alpinismo artístico ni se destapa ante nadie. Guarda su talento para justamente ofrecerlo y ponerlo al servicio de cualquiera que lo necesite.
Héctor es de esos que dificilmente dicen no, pero también es de aquellos a los que no le pesa la verdad medida. 
Un ayudante de dirección no es solamente aquella persona que sustituye al director y que ayuda en el proceso de los ensayos y a lo largo de la preparación y montaje de la pieza. Es algo más que el que controla y supervisa paralelamente al regidor, los trabajos de tramoya, escenografía, iluminación y otros similares.
Un ayudante de dirección es la guía del trabajo trazado, porque de cuando en cuando, los directores volamos para robar en los nidos de las cigüeñas que nos trajeron nuevos hatillos de inspiración, y que el más dificil todavía hace que derramemos a destiempo.
Un ayudante de dirección es la serenidad y el negociador que permite parlamentar hasta donde los límites del arte y la dirección pactada lo permiten.  Es el bálsamo en en los ensayos generales y la vitamina en las lejanas sesiones de trabajo donde casi no se vislumbra el estreno.
Pero además, un ayudante de escena es un bregador en todos los campos, desde la producción hasta la interpretación, desde lo técnico hasta lo efímero de los detalles. Formación y pura psicología.
Héctor Muñoz llega a este proyecto como casi sin esperarlo, pero con la absoluta convicción de que llega para quedarse.
Igual suena a carta de amor, pero en alguna ocasión anterior nos llamamos. Incluso nos miramos de soslayo por los pasillos del centro.... Y nos gustamos.
Será mi primer trabajo con él y sin nada que me lo asegure, apostaría que el inicio de una larga y estrecha colaboración. Lo sé porque los directores nos alimentamos de intuición y de buenas vibraciones.

1 comentario:

  1. ¡Muchas gracias por esta entrada! Te felicito, no sólo por lo que has escrito, sino también por cómo lo has escrito. Les deseo mucha suerte a los dos.

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